Tener a alguien leyendo en voz alta dramáticamente tu diario de hace quince años (o veinte) es una experiencia sumamente peculiar. Especialmente si hace quince años solías ser... bueno, yo.
Cuánta DIARREA MENTAL de la Silvia joven, dios mío. No sabía si romper a reír histéricamente o irme a una cueva y no regresar jamás a la civilización.
Reírse como una loca acabó siendo la mejor opción, claramente.
(Avatar relevante para la ocasión).
Cuánta DIARREA MENTAL de la Silvia joven, dios mío. No sabía si romper a reír histéricamente o irme a una cueva y no regresar jamás a la civilización.
Reírse como una loca acabó siendo la mejor opción, claramente.
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